Esta es una historia de intrigas, pasiones, milagros, sexo y cristofreaks en la que un hombre, el escritor de estas lineas, cambió su vida para siempre al comprender que había luz al final del túnel, que su modo de vivir podía cambiar y que nadie puede negarse a recibir la luz de Cristo en su corazón cuando éste le llama. ¡Alabemos al señor! ¡Se ha obrado el milagro!
COMPRENDER Y SANAR LA HOMOSEXUALIDAD:
LA EXPERIENCIA
En primer lugar, me gustaría pedir perdón de antemano a quien pudiera ofender con esta entrada en mi blog. He recibido la llamada de Cristo, me he transformado, pero toda una vida dedicada al "mariconerío" no se borra de la noche a la mañana, así que pido disculpas si durante el post se me escapa alguna expresión típica de sodomitas y otra gentuza de ese calibre.
LOS ANTECEDENTES
La historia comienza hace unos meses, cuando un libro, después de 8 años publicado, salta a los medios de comunicación por su controvertido título: "Comprender y sanar la homosexualidad". Hordas de homosexuales entre los que me incluyo, ponen el grito en el cielo y se lanzan a hacer la acción más transgresora que el 80% de los rojos se atreve a hacer hoy día, firmar una petición en "actuable" para que el libro se retire de las grandes cadenas venta del país. Todo el mundo parece satisfecho... - ¡Uy! ¡He firmado una petición online! soy súper rojo, tía.
Pero los caminos del señor son inescrutables, y los amigos de intereconomía y de la editorial "libros libres" se lanzan a comprar el libro como si realmente necesitaran curar su propia homosexualidad y no se hubieran enterado hasta entonces. Las ventas de un libro que había quedado en el olvido se disparan, y Alex Rosal, editor del libro y amigota de las muchachas de intereconomía se frota las patitas ante la ola de dinero que se le viene encima.
Para el resto de la humanidad esta historia queda en el olvido, hasta que un día saltan de nuevo las alarmas: El escritor del libro se hace una gira mediática por España para hablar de su exitoso libro. Los maricas revivimos todo el odio que los llevó en su día a hacer "click" sobre "firmar la petición" y se planea boicotear el acto. Invito a todas mis amigotas de FB a participar en el gran boicot a los fascistas, y la gente se muestra muy indignada, pero de ese tipo de indignación del siglo XXI, de la que que te lleva una vez más a hacer click sobre un "me gusta". La primavera Árabe al lado de mi FB es una broma.
LA TRANSFORMACIÓN
Quedo con un compañero de EQUO en la estación de metro más cercana a la universidad CEU, donde se daba la charla. Me encontraba yo muy indignado, estaba que me salía humo de la cabeza, ahora comprendo que Satanás me utilizaba, pero ya no, ¿Me oyes? ¡Ya no Satanás! Tras esperar a 0 grados en la calle cagándome, como es natural en esas circunstancias, en todos los obispos y cardenales y en sus putas madres, mi compañero de EQUO llega y nos dirigimos a "la sala de la transformación" dispuestos a lo que sea.
Pero al llegar a la sala vemos que allí no hay ni Perry de nuestro bando: aquello era un desfile de Cristofreaks (en adelante "hermanos") locos por abrir su corazón a dios. Por suerte, unos minutos más tarde aparecen dos jóvenes "del gremio". En estos momentos mi radar de gays interior se hace incluso más útil que cuando frecuentaba esos lugares de cruising de los que ahora prefiero no acordarme, localizar camaradas se hace cuestión de vida o muerte.
Me acerco a los "compañeros del gremio", que en esos momentos se encuentran comprando el libro que después obraría el milagro, y les pregunto temeroso de que me contesten que han ido allí a curarse:
- mmmm... perdona, ¿Vosotros habéis venido a liarla? (sí, soy taaaaan sutil...)
- No. Nosotros hemos venido a escuchar.
¡Hostias! ¡Que ya la he cagado! - pensé. Por suerte, venían a escuchar, pero no a convertirse. Querían "conocer al enemigo", y como a mí eso me gusta mucho, nos animamos y entramos a escuchar la infinita sabiduría de Richard Cohen, ese ex-maricón.
En la foto no se aprecia demasiado bien, pero el artista anteriormente conocido como Richard Cohen, el segundo empezando por la izquierda, nos mira mis acompañantes y a mí constantemente antes de comenzar la charla. Parece que su radar no ha dejado de funcionar. Dios no sólo le bendice con su sólida y contrastada heterosexualidad, sino también con el único arma que tienen los homosexuales para sobrevivir. ¿Habrá algún ser más perfecto sobre la faz de la tierra?
El chow comienza con unas preciosas palabras del editor del libro. En primer lugar, alardea del gran favor que los homosexuales habíamos hecho a su editorial con la campaña de "actuable". Tras esto se queja de que queríamos coartar su libertad de expresión y nos acusa de ser poco menos que la inquisición. "Nuestra editorial defiende la libertad y da voz a gente que no la tiene en otros sitios". Vamos, nada nuevo bajo el sol, la amigota de las tertulias de intereconomía nos acusa de ir contra sus derechos. ¿Lo mejor de esta intervención? que después llega el turno de la trotona de Wisconsin.
Pues bien, resulta que lo que dice esa pequeña amiga del cuero y los azotes deja a la sala boquiabierta, incluido un servidor. Comienza su relato diciendo que él, cuando era joven, no quería ser gay. Comenzó a ir de psicólogo en psicólogo buscando una respuesta, esperando que alguien le dijera cómo ser heterosexual, pero... oooooh! Todos le decían "You were born this way (baby)!" a lo que yo, en mis adentros añadí: "Don't be a drag, just be a queen". Si esto era una competición de quién es mejor little monster, no estaba dispuesto a perderla a la primera de cambio.
El relato de nuestro fan de Lady Gaga continúa explicando que una vez aceptó que él "was born this way" a regañadientes, se echó un novio. Años después su novio murió a causa del VIH. En ese momento de la vida, cualquier otro se habría apuntado a alguna asociación para ayudar a enfermos de VIH o para difundir el uso del condón entre los jóvenes, pero nuestro gran héroe americano es mucho más valiente, él decidió que su camino era dejar de ser gay y ayudar a otros a dejar de serlo también.
Tras comentar su tormentosa vida, dice que él no opina que todo el mundo tenga que dejar de ser homosexual y que él ha escrito el libro para la gente que no esta a gusto con su condición sexual. También matiza que en el libro existe un capítulo entero dedicado a curar la homofobia, que él no es homófobo y que le encantaría abrazar y besar a todos los homosexuales del planeta. (¡Mira la tonta!)
Habló poco más antes de las preguntas. En este momento decir que mi impresión general de este hombre era como estar viendo una especie de Ann Germain o un predicador. Hablaba despacio, se emocionaba, parecía transmitir una especie de "paz" por así decirlo. Cada pocas frases hacía una especie de suspiro, incluso encadenando 2 o 3 a veces y haciendo esperar a toda la sala mientras observábamos sus excentricidades.
Comienza la tanda de preguntas (completamente reales):
- ¿Porqué el lobby gay está tan presente en los medios de comunicación?
- ¿Un gay nace o se hace?
- ¿Qué relación existe entre la homosexualidad y el aborto?
Las preguntas de los pocos gays en la sala:
- ¿No se siente responsable en parte de los suicidios de adolescentes gays en EEUU?
- ¿Usted defiende que la homosexualidad es una enfermedad?
- Al organizador: ¿Cree usted que en aras de la libertad de expresión podría montarse aquí un coloquio sobre la inferioridad de la mujer o la superioridad de la raza aria?
Y mi intervención:
Buenas, soy Javi, soy homosexual y no tengo ninguna intención de "curarme". Por lo que he oído aquí, tú no odias a los homosexuales, así que quiero preguntarte:
- ¿Qué sientes cuando ves que la editorial que publica tu libro está vinculada a empresas homófobas que se dedican a desprestigiar día tras día el movimiento GLBT?
- Al editor: ¿Qué le lleva a pensar que una persona que decide dejar de ser gay tras una experiencia tan traumática como perder a su pareja puede estar en lo correcto?
Richard comienza a responder las preguntas. Que si el aborto y la homosexualidad están relacionados por tararí, que si un gay se hace, que si los suicidios tururú... tira balones fuera con la pregunta acerca de si cree que es una enfermedad... y llega el momento que todos estábamos esperando, mi momento, ¿vale?.
Comienza a responder a la pregunta sobre el lobby gay: "Los homosexuales están tan bien organizados porque desde pequeños han vivido en entornos opresores en los que no se sentían bien. En cuanto tienen la oportunidad se organizan para sentirse cómodos entre iguales. El único modo de que esta situación se acabe es darles amor, es aceptarles como son."
A continuación muestro lo que han escrito de este momentazo en mi nueva página de cabecera, www.religionenlibertad.com en la que relatan los hechos de modo bastante fiel.
"La solución está en amar y sentirse amado. No hay otra"
Un momento calificado después por algunos participantes de "intenso y rompedor" es el que protagonizó Cohen y uno de los jóvenes homosexuales que se hicieron presentes en el aula del centro universitario.
Al referirse a que todos, tanto homosexuales como heterosexuales, "estamos hechos polvo" por los distintos problemas y heridas que nos aquejan y que lo único que lo puede solucionar es el amor, Cohen escenificó algo que, explicó, realiza en sus terapias. Ante la sorpresa de todos, bajó de repente del estrado, se acercó al muchacho, se puso frente a él y, mirándole a los ojos y tomándole al mismo tiempo de los hombros y le dijo: "¡No te austes... te queremos amar, no queremos cambiarte! ¡Él tiene tantas cosas que enseñarnos! Vosotros - dijo dirigiéndose a la audiencia- no sabéis lo que pasa por su corazón. Los demás no sabéis lo que él ha sufrido en su vida. La solución no está perdida, la solución es el amor, está en sentirse querido. No hay otra". Cohen, visiblemente emocionado. selló su mensaje con un beso (y yo añado que me aparté para que no fuera en los morros) y abrazo al muchacho que fueron celebrados por los presentes con un fuerte y prolongado aplauso.
A mí, al contrario que a mis nuevos amigos ultracentristas, no me gusta mentir. Sé que este relato quedaría muchísimo más interesante diciendo que Richard Cohen estaba intentando hipnotizarme y transformarme mediante los rayos gamma de la fe en un macho empotrador, pero no es así. La Ann Germain de los homosexuales sólo pretendía hacer una especie de ritual de paz en la sala; después hizo lo mismo con heteros, naturalmente, con mucho menos interés.
Tras uno de los momentos más frikis de mi vida, y dando respuesta a alguna de las preguntas, no recuerdo cual, la señora Cohen hizo una gran demostración de su hombría con una especie de teatrillo representado con sus compañeros de mesa que fue más o menos así:
- (Se levanta) Yo ahora veo a mis compañeros de la izquierda y pienso... ¡Joder! ¡Que tíos más majos! Son de puta madre, me divierto con ellos, me siento integrado... pero... ¡Ojo! si miro allí... (Mira a la traductora, al otro lado) ¡Guau! ¡Esto sí que me interesa! ¡Esto me pone cachondo!
Todos los hermanos se ríen y aplauden ¡Sí que es macha sí! Y uno de ellos nos regala su estremecedor testimonio de su superada homosexualidad, no como su hermano y su tío que siguen siendo gays. ¡Él ya no! Quizá sea el hombre más masculino que recuerdo, sólo comparable a un mecánico o un electricista... de 70 años. Sexy sexy sexy...
Pasado el momento del chejo enmachecido la charla continuó con un debate entre nosotros y los que se encontraban en el púlpito. Como se puede imaginar el lector este fue un debate muy desigual en el que, aunque se nos dio la oportunidad de expresarnos, no tuvimos ni la décima parte de tiempo que ellos. De todos modos, el debate sin insultos es mucho más de lo que yo esperaba de los fans de Cohen, así que en cierto modo fue de agradecer. Ellos mismos quedaron encantados por "el debate tan sano y respetuoso que se ha formado aquí".
Tras el resto de la charla, durante la que "miss ojitos llorosos" aprovechó para lanzarme un beso desde su trono en el momento en que menos me lo esperaba, tuvimos la oportunidad de hablar con el editor del libro y trasladarle nuestras quejas. Resumen: Balones fuera, balones fuera... y sí, a lo mejor el título del libro es ofensivo, pero... más balones fuera.
Tras recibir besos y abrazos por parte de varias personas de la sala que agradecían nuestra interesantísima presencia allí (manda huevos) , decidimos abandonar la CEU. Pero la noche nos aguarda una última sorpresa: un hermano de unos 20 años regala estas palabras al chico que sacó la foto de mi encuentro con Cohen:
- Yo me he curado, ¡Tú puedes curarte!
Entre sentimientos de estupefacción y sorpresa se cierra el telón, y cada uno se va a su casa. La fiesta de la fe ha concluido.
EL MILAGRO
A la mañana siguiente me despierto con sueño, como cada mañana. Pero noto que algo ha cambiado en mí. Tengo que preparar el café, pero no parece salirme de los cojones usar la nespresso. - ¡No quiero un café de mariconas, hostias! - Suena en mi cabeza. Cojo un frasco de café para moler olvidado en el fondo del armario y lo machaco con mis propias manos al más puro estilo Thor. Tras desayunar viendo teledeporte, un canal para machos muy machos por primera vez en mi vida, me doy cuenta del milagro. ¡No me ha hecho falta ni leer el libro! ¡Soy heterosexual! ¡Cohen me ha pegado su gran masculinidad!
Pero mi nueva condición me da miedo, ¿Cómo decírselo a mi familia? ¿Cómo explicar a mi novio, que desayuna ajeno a lo que pasa por mi mente que me he curado? ¿Tendré que cambiar de amigos? Decido dejar mi nueva salida del armario para más tarde, antes debería asegurarme de que realmente soy heterosexual.
A las 9 de la mañana salgo a pasear con mi perrita "Lisa". Al fondo de la calle aparece una despampanante mujer con turgentes y enormes pechos. Lisa, como siempre, corre a jugar con la desconocida. ¡Pero al acercarnos a ella no soy capaz de fijarme en sus tetas! ¿Qué zapatos son esos? ¿Y esas medias? ¡Por dios! ¡Qué ataque al buen gusto! ¡Que alguien llame a la policía de la moda! La mujer se cansa de jugar con Lisa y se va, y con ella mis ilusiones de haberme curado de la homosexualidad.
¿Qué he hecho? ¡Richard Cohen habría santificado sus pechos y la habría dado amor! ¿Porqué soy yo incapaz? Avanzo sin rumbo cegado por mi reciente "reinfección". ¿Por qué dios es tan injusto conmigo? Padre, ¿Por qué me has abandonado? ¡Tendré que volver al sufrimiento de estar con hombres! Un momento... ¿Donde está mi perra? ¡Mi Lisi! ¡He perdido a mi Lisi! Salgo corriendo buscando a mi pequeña perrita hasta que, desesperado, se produce ante mí el milagro. Lisa aparece de la nada, pero en vez de venir hacia mí, corre y salta sobre una fuente. ¡Se va a ahogar! Salgo corriendo hacia ella, ¡No te mueras Lisa! Pero el poder de dios, el mismo que me había hecho heterosexual una hora antes, ahora salva a la pequeña Lisa. ¡Mi perra, como Jesucristo, camina sobre las aguas! ¡Milagro! ¡Dios me muestra su amor y poder salvando a mi Lisi!
Y ahí, en ese preciso momento, comprendí que la sanación puede producirse. Si mi perra ha conseguido caminar sobre las aguas, el que lee este post también podrá dejar de ser homosexual. Sí, lo reconozco, no se trata de un milagro real, las temperaturas bajo cero de la noche anterior fueron la auténtica causa de que Lisa no se hundiera, y precisamente ahí está la solución. No hace falta un milagro para transformarse: si alguien quiere dejar de ser homosexual lo único que tendrá que hacer es esconder sus sentimientos, su pasado, y en definitiva, todo lo que él es, bajo una gruesa capa de hielo y aplicarle frío diariamente para que la realidad no salga jamás a la superficie.